El problema de la política es la teatralidad, el acartonamientos de los personajes embutidos en una rigidez robótica. Es el paraíso de los asesores: "niño eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca". Tanto estudio de los gestos, las sonrisas y los tics (menos en Mariano) transmite impostura. Un photoshop de las ideas. Casi todos los líderes leen lo que han entrenado...
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