Barcelona, 23 abr (EFE).- A pesar de que el día ha empezado lento y solitario, puesto que antes de las nueve sólo se encontraban por las calles de Barcelona el cocinero Ferran Adrià, algunos corredores y personas montando puestos de libros y rosas, el paisaje se ha transformado y al mediodía el centro de la ciudad es un hervidero.