Barcelona, 23 abr (EFE).- Aunque nadie lo reconocía, había miedo entre el sector del libro ante un Sant Jordi sabatino y ante unas previsiones meteorológicas que anunciaban lluvias. Sin embargo, el día ha amanecido radiante, primaveral, y una multitud ha hecho suyas las céntricas calles de ciudades y pueblos catalanes.