La premier aceptó en el Parlamento todas las enmiendas planteadas por los diputados más eurófobos, entre ellas la de dejar de recaudar impuestos en nombre de la UE. La propia May parece tener dos caras. El lunes por la mañana, en un acto, dijo defender el Libro Blanco. Y por la tarde, se mostró "contenta de escuchar las preocupaciones de los colegas", en respuesta a las acusaciones de haber dado marcha atrás en su postura lanzadas por la oposición.
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