La gestión de los temores es una habilidad indispensable para el niño y futuro adulto. Hay que considerar a la literatura de terror como un instrumento de resilencia y de control: «Les permite explorar y comprender sus propias reacciones de miedo en un entorno que pueden controlar a su ritmo». «Dosificar adecuadamente terror y humor resulta fundamental para que el joven lector sienta que él controla la situación y para que la lectura resulte una experiencia divertida y gratificante».
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