La mañana que Begoña recibió la noticia, la librería vivía el ajetreo propio de las compras de Navidad. El mensajero le dejó un manojo de cartas pero Begoña tenía que atender a algunos clientes antes de ponerse con ellas. Cuando lo hizo, descubrió que el burofax que le había remitido Kutxabank era un ultimátum. El banco, propietario de la lonja, le daba poco menos de tres meses para abandonarla y dejarla "limpia y expedita". Limpia y expedit a serían dos palabras que se le quedarían grabadas para siempre a Begoña.
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noticia original (www.eldiario.es)