Las cotas de genialidad que Michelangelo Buonarroti alcanzó en las tres artes plásticas suelen hacer olvidar que también fue un buen escritor, tanto en verso como en prosa. Gracias a ello y a su profusa afición epistolar, hoy en día podemos hablar de él casi con el mismo grado de certeza con el que nos referimos a artistas contemporáneos. A principios de 1505, Julio II llamó a Miguel Ángel a su presencia para encomendarle el diseño y la talla de su mausoleo. Como todos los proyectos que salían de su cabeza en cualquier ámbito, la obra debía...
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