Los autores ahora lidiamos con un código de lo que se puede y lo que no se debe hacer, que ata nuestra imaginación y hace que el proceso de escribir y publicar sea temible. Sernovelista en la era de la denuncia por contenido supuestamente ofensivo es mucho menos divertido de lo que era. Evitar que los escritores evoquen vidas diferentes a las suyas por miedo a la "apropiación cultural" significaría el final de la ficción. Este tabú se ha establecido firmemente, convirti&eacut e;ndose en un problema mucho más grande en la literatura de lo que era ayer.
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noticia original (www.prospectmagazine.co.uk)