El complejo del Valle de los Caídos es una obra con escaso interés más allá de su escabrosa relevancia histórica: ni el mérito artístico ni el arquitectónico deben ser una objeción para demolerlo y convertirlo en otra cosa. Pedro Muguruza y Diego Méndez, los arquitectos, copiaron un proyecto de tumba diseñado más de un siglo antes por Isidro Velázquez, cuyo plano se encuentra en la Biblioteca Nacional.
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