Al oír la palabra cementerio me vienen a las mientes dos libros de Neil Gaiman que hicieron mis delicias cuando los leí, 'El libro del cementerio' yNo cabe duda de que las calabazas de Halloween, con su cortejo de memorabilia terroríficos, de trucos o de tratos y de disfraces aterradores han terminado por convertirse en algo familiar en todo el planeta. La globalización ha funcionado especialmente bien en este apartado que, como los altares mexicanos del Día de los Muertos, nos recuerda el f 'El cementerio sin lápidas y otras historias negras'.
etiquetas: luis alberto de cuenca, cementerios, neil gaiman
noticia original (www.libertaddigital.com)