No es la única, pero la tesis más plausible sobre la triste muerte de Walter Benjamin, el crítico literario judío alemán, el esteta, el filósofo, el periodista, el refugiado, es que se quitó la vida en Portbou (Girona), junto a la frontera francesa, el 26 de septiembre de 1940, a eso de las 10 de la noche, después de cenar. Escapaba de los nazis, de los franceses colaboracionistas, de los españoles franquistas, de una Europa terrorífica. De eso hace ahora setenta y cinco años. Es esta una historia conocida, la de un hombre que, como millones de
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