Valladolid, 16 abr (EFE).- Cuatrocientos años después de la muerte de Cervantes, su figura sigue más viva que nunca, como en aquella Valladolid capital del imperio que acogió durante unos años a una de las personas más influyentes del panorama literario mundial, a un genio y revolucionario que se enfrentó a la sociedad por medio de sus obras, cargadas de crítica e ironía.